EL LAGO ASFALTADO
Gran exposición del acervo del Museo Archivo de la Fotografía
Sous le paves la plage: bajo el pavimento la playa. La consigna del 68 parisino parece una versión del subtítulo de la novela que Diego Cañedo publicó en 1945: Palamás, Echevete y yo o el lago asfaltado. Diego Cañedo fue el seudónimo de Guillermo Zárraga, arquitecto, profesor, político y escritor. El lago asfaltado es un viaje en el tiempo en la ciudad de México, que también es protagonista de otros textos de Cañedo-Zárraga, como El Gran Planificador –breve relato en el que el Popocatépetl, tras una gran erupción, ordena el caos de la gran ciudad de México, convirtiéndose, por tanto, en El Gran Planificador.
Para Italo Calvino, a veces, sobre un mismo suelo y bajo un mismo nombre, se suceden ciudades diferentes sin haberse conocido, incomunicables entre sí. Aunque a veces hay trazos y rastros que persisten y, desde hace siglo y medio, gracias a la fotografía, imágenes. Las imágenes de la ciudades nos cuentan esa acumulación de trabajos y días, de obras y desobras, de construcción y destrucción. Esa condición casi forense de la fotografía es la que apuntaba Roland Barthes al explicar que lo que en ella se reproduce al infinito, existencialmente es irrepetible. La ciudad y su imagen se revelan como cambio y permanencia, diferencia y repetición.
Sobre este lago edificamos una ciudad pero bajo el asfalto persiste el lago y en las imágenes, como fotogramas de una película sin director, las secuencias y con suerte las consecuencias de esas transformaciones. De los más de dos millones de imágenes que guarda el Museo Archivo de la Fotografía, se presentan aquí algunas no como registro nostálgico de un pasado mejor, sino como muestra de un cambio constante que sólo por momentos parece estabilizarse bajo la apariencia de orden para, poco después, cambiar de nuevo en un vertiginoso y complejo proceso de organización, a veces exitoso y muchas otras no, cuyo resultado, por ahora, es el lago asfaltado.